Ver hacia atrás es hallar los vestigios de una cantidad de hombres y mujeres que a lo mejor ni conocimos. Y sus actos y las consecuencias de los mismos son una desembocadura eterna que nos sigue como sombra. Aunque no podamos hacer nada con ella, podemos elegir cuál proyectar en las generaciones venideras.
Una búsqueda de sentido es mi motivación para iniciar esta revista y la curiosidad que pica preguntándome qué me impulsa a moverme y qué a moverme del modo en que me muevo. La dualidad de libertad que me ofrece un arte tan aparentemente rígido y radical como el ballet. El arte de hacer como gesto cotidiano o el hacer arte. La paradoja de la memoria es mi motivación para realizar esta edición: la ausencia de lo que nunca fue es diferente a la ausencia de lo que ya pasó.
Este es un intento de escarbar no en el inicio, sino en el hito.
Y un agradecimiento a todas las personas que, con motivaciones personales, se unieron en el camino. Presentamos aquí la galería de nuestra primera edición. Gracias por leer.

Para este siglo las obras no requerían todavía de mucha técnica (pues apenas se estaría codificando) sino más bien de decoro, elegancia y porte. Los trajes estaban compuestos por detalles ostentosos y opulentos. Los hombres para entonces usaban faldas como vestuario. El ballet solo era visto como un entreacto de la ópera. Sus posturas y pasos empezaron a codificarse durante este siglo (XVII). El Rey Sol fue interpretado por el Rey Luis XIV en el Ballet de la nuit. Un hombre, según cuentan, ególatra y radical. Pese a que los saltos siempre han sido importante y su postura imponía la presencia que este hombre quería reflejar… … eran los movimientos de piso los que predominaban en el ballet de la época. Fue solo hasta el siglo XVIII que los movimientos verticales cobraron la importancia que tienen hoy en día. Esta es nuestra interpretación del Rey Sol, Luis XIV; uno de los personajes que influyó de manera importante en la historia del ballet.
