Entrevista a Natalia Ceballos

Natalia Ceballos baila desde los cuatro años y espera seguir bailando muchos años más. Al fin y al cabo, para ella, el ballet no es un asunto fácil de olvidar; hace parte de su día a día.

Todo comenzó viendo videos de ballet. Después, las clases. Desde hace 15 años, Natalia es alumna de Musicreando. Toma ballet y contemporáneo y, no le gusta faltar. Estudia Comunicación Social y Periodismo, una carrera que, hasta el momento, le permite continuar con sus entrenamientos varias veces a la semana.

¿Por qué una niña joven prefiere ir a clases de ballet y no a divertirse con los amigos? o ¿Por qué asiste puntual a los ensayos? ¿Por qué se resiste a los comentarios negativos? Natalia es una alumna experta. Estas son sus respuestas:

Katy Schuth: ¿Qué has aprendido del ballet?

Natalia Ceballos: El ballet me ha enseñado disciplina, responsabilidad, autocontrol, pasión.

No falto porque una clase es irrepetible. Nunca volverás a tener la oportunidad de escuchar ese comentario del profesor sobre tu movimiento, nunca volverás a sentir lo bien que te salió el baile, nunca volverás a ser compañera de tus compañeras para decidir quién comienza o a quién se le ve mejor esta posición.


Ella realmente disfruta bailar con sus amigas. Se conocen hace años y comparten el amor por la danza; bailan lírica, contemporáneo y ballet. Cada una sabe muy bien dónde está su talento, qué hacen mejor, dónde se sienten más a gusto. El profesor también. Por eso los bailes destacan lo mejor de cada una. Natalia siempre hace solos en las presentaciones.

“No quiero sonar pretenciosa, pero lo que más me gusta y lo que mejor se me ve, lo que mejor expreso y donde más consciencia tengo es en el ballet”, dice Natalia; también lo comentan los profesores y compañeras. Tiene fama su buena postura y la belleza de su pie cuando baila puntas.

KS: ¿La danza implica muchos sacrificios?

NC: Sí, y valen la pena.

KS: ¿Te duelen los músculos, los pies, por el baile?

NC: El dolor es permanente. Las puntas duelen demasiado, especialmente para mí que tengo bastante puente. Es necesario controlarlo; el dolor está en la cabeza.


Natalia ha ensayado todo lo que las bailarinas recomiendan para aliviar el dolor y evitar ampollas. Sin embargo, el dolor no le impide regresar a clases y prepararse para la presentación.

KS: ¿Has resistido muchas críticas de tus amigos por cuidarte como bailarina?

NC: Hay muchos prejuicios en contra de las bailarinas. En Medellín no tanto como en otros países. Cuando estaba en el colegio y presentaron la película El cisne negro, las niñas me preguntaban si yo era así, si sufría de anorexia, si la competencia era cierta.

Creen que todas las bailarinas sufren de anorexia, bulimia o trastornos mentales. Que debes ser flaca y alta para poder bailar. Que, si no eres la mejor, no sirves.

KS: ¿Y nunca te has sentido así?

NC: Yo no he vivido eso, no en mi academia. Alguna vez, en una competencia, sí sentí un ambiente pesado. Era cierto que te evaluaban con detalle, el vestido, las pestañas postizas, todo. Pero es el momento de no dejarte consumir por eso, no dejarse abrumar por los demás. Debes sentir lo que eres y lo que has entrenado en el último año.

KS: ¿Cómo te sientes con respecto a otras personas que hacen otro tipo de ejercicio?

NC: Veo que son más tranquilos. Si van al gimnasio, bien; sino van, bien. En cambio, a mí sí me importa. Yo soy muy perfeccionista en todo y el ballet, bailar, me da un escape. Aquí libero. Además, soy muy tiesa, hay movimientos que me cuestan, como las extensiones. Si paro, empeoro.

KS: ¿Sientes miedo antes de una presentación?

NC: Sí, me da miedo una caída y olvidarme de algo. Es parte de la emoción.

KS: ¿Cómo influyeron tus padres en el baile?

NC: Mis padres han influido mucho. Desde que les dijeron que yo tenía condiciones para el ballet, me han apoyado. Ellos me endulzaron el oído, me acompañaron, escucharon y alentaron mucho. Incluso una vez, cuando tenía 14 años, quise abandonar el baile. Ellos me hablaron, pero entendieron que necesitaba una pausa. Duró dos semanas. Regresé feliz a bailar.

Para los papás no es fácil. Pero, si se quejan de la repetición, de la cantidad de ensayos; deben entender todo lo que una presentación implica. No se deben quedar solo con la idea de que es una clase y no importa faltar.

KS: ¿Qué le dirías a otros padres de bailarines?

NC: Te deben ayudar a que no te abrumes y a poder desahogarte cuando tengas mucha presión. Los padres hacen bien al escuchar. También, el estar presentes ayuda mucho; es bueno que estén pendientes de los retos, de las presentaciones, de las clases. Y que disfruten ver a sus hijas triunfar.

KS: ¿Y a una niña que recién comienza clases de ballet?

NC:

  1. Ser constante, No rendirse fácil. Insiste y verás resultados.
  2. Aceptar las opiniones de los profesores, ellos sí saben.
  3. No ser competitiva.
  4. No envidiar a nadie y ser tú misma.
  5. Mantenerte sana.


Natalia ha decidido no ser una bailarina profesional. Sigue entrenando. Sigue dejando salir su pasión. Encontrándose con sus amigas de siempre. Dejándose llevar por la música. Buscando la mejor pose, el mejor movimiento. Una disciplina que ya aprendió y muy probablemente la acompañe el resto de la vida.

Escrito por: Katy Schuth B.
Comunicadora, Danzar con Alma
Fotografía: cortesía.

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Posted by:Acento Ballet

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